Lo que nunca escribí fue este soneto de Quevedo, uno de los más conocidos y bellos de los escritos por este autor.
Me gusta mucho Quevedo, tengo una antología poetica suya siempre a mano, y que suele viajar conmigo los veranos.
Pienso que de haber coincidido con él, intuyendo su carácter y personalidad sin duda me habría escrito un soneto mordaz, doliente, sangrante y puntilloso, ¡en fin me he quedado con las ganas!.
Este soneto, a veces cuando estoy desvelada por las noches, le recito a modo de oración, a otros les da por el Padrenuestro, a mi no.
|
Paisaje de Ciudad Real - Foto de Cirilo |
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare al blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoría, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido
venas, que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendra sentido;
polvo serán, más polvo enamorado.